A pesar de la distancia extrema de más de 20.5 mil millones de kilómetros desde la Tierra, la nave espacial Voyager 2 de la NASA sigue llevando a cabo investigaciones científicas utilizando los cuatro instrumentos que le quedan. Este esfuerzo por conservar energía tiene como objetivo extender su capacidad operativa hasta la década de 2030, lo que refuerza su papel único en la exploración del espacio interestelar más allá de nuestro sistema solar.
Gestión de la Energía en el Voyager 2
Los ingenieros de la misión han decidido apagar el instrumento de ciencia de plasma a bordo de la nave Voyager 2 debido a la disminución gradual de su suministro eléctrico. Aunque sigue viajando a más de 20.5 mil millones de kilómetros de distancia, la nave aún opera con cuatro instrumentos científicos que le permiten estudiar la región más allá de la heliosfera, la burbuja protectora de partículas y campos magnéticos creada por el Sol. Gracias a su eficiente gestión energética, el Voyager 2 tiene suficiente energía para continuar con al menos un instrumento científico activo hasta la década de 2030.
Desafíos Inéditos de la Misión
Los ingenieros de la misión han tomado medidas para evitar apagar cualquier instrumento científico durante el mayor tiempo posible, ya que los datos recopilados por los gemelos Voyager son únicos. Ninguna otra nave construida por el ser humano ha logrado operar en el espacio interestelar, la región más allá de la heliosfera.
El instrumento de ciencia de plasma de la nave mide la cantidad de plasma (átomos cargados eléctricamente) y la dirección en la que fluye. Sin embargo, en los últimos años, ha podido recoger solo datos limitados debido a su orientación en relación con la dirección del flujo de plasma en el espacio interestelar.
Estrategias para Conservar Energía
Ambas naves Voyager están alimentadas por plutonio en proceso de descomposición, lo que resulta en una pérdida de aproximadamente 4 vatios de energía cada año. Tras completar su exploración de los planetas gigantes en la década de 1980, el equipo de la misión apagó varios instrumentos científicos que no serían útiles en el estudio del espacio interestelar, lo que permitió a las naves espaciales tener energía adicional durante varios años.
En años recientes, para prolongar el funcionamiento de los instrumentos restantes, el equipo ha apagado todos los sistemas a bordo que no son esenciales para mantener las sondas operativas, incluidos algunos calentadores. Además, ajustaron cómo se monitoriza el voltaje del Voyager 2 para evitar tener que apagar otro instrumento científico en el corto plazo.
El extraordinario éxito de esta misión se debe a la capacidad del equipo para adaptarse a los desafíos del tiempo y la distancia. Con cada ajuste y decisión, NASA sigue asegurando que Voyager 2 pueda seguir enviando valiosos datos científicos desde las profundidades del espacio, explorando regiones jamás alcanzadas por el ser humano. La longevidad de esta misión no solo es un testimonio de la ingeniería de la NASA, sino también de nuestra incansable curiosidad por descubrir los misterios del universo